Aunque el miedo se vista de seda, mona se queda.

 
 No era una cuestión de valor. Era una cuestión de miedo.

Elena Segarra nos dijo hace unos días por email que no usaría diapositivas para hacer su presentación acerca del miedo y la falta de confianza. Evidentemente aceptamos de buena fe su propuesta (quién somos nosotros para decirle que no) y, aunque nos habló largo y tendido sobre el miedo, ella no parecía tenerlo y se comió literalmente al público de Love Mondays BCN en el FAD.

Durante 45 minutos Elena contó de viva voz qué es el miedo y cómo ella lo descubrió y llegó a ponerle un nombre. La herramienta que usó esta coach profesional fue la identificación y el recurso del propio ego. Escuchó su voz interior que le hablaba al mismo tiempo que lo hacía la voz más ronca del miedo. Esto es una oportunidad y aquello cambió su vida profesional. Cuando decidió ser coach lo hizo aprendiendo lo que luego sería uno de los pilares fundamentales de su profesión: aprender a mantener el miedo a raya.

El miedo es una emoción que nos impide valorarnos mejor, confiar en nosotros mismos para acabar por bloquearnos en momentos decisivos. Actúa como contrario a nuestros potenciadores naturales, esa sabiduría que nos permite elegir bien para nosotros y para nuestro trabajo. Nos recomendó identificar el miedo, saber cómo nos hace sentir, localizar dónde nos hace mal en nuestro propio cuerpo. Consiguió tener a los asistentes 10 minutos con los ojos cerrados mientras nos guiaba en busca del de cada uno.

También reveló la que quizás sea la mejor herramienta para trabajar el miedo: ponerle un nombre, darle una identidad. Así luego es más fácil dirigirte a él y hacerle callar cuando se comporta como lo que es, un impertinente pasajero que nos acompaña siempre y que no para de decirnos que la vamos a cagar.

¿El nombre del miedo de Elena? La sesión fue tan íntima que no lo vamos a revelar. Debiste haber venido para saberlo. Habían Moritz y Yorokobu gratis.

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